Momentos y situaciones diversas en la vida cotidiana del ser humano, cosas triviales, simples, fundamentales, importantes, difíciles, pesadas, grandes y pequeñas, el transcurso del tiempo, un instante en el que todo se detiene, las cosas que empiezan y las que terminan, distintos rostros, distintas clases, distintas actividades, todo eso nos muestra Dziga Vertov en “el hombre de la cámara”, y lo hace de una forma muy humana y sensible en donde invita al espectador a no sólo ser espectador, y más bien, ser observador de todo lo que sucede en su entorno, y recurre a un juego en el que nos dice se tú el hombre de la cámara, el ojo que observa el mundo.
Otro aspecto importante e interesante es su forma de experimentar con la cámara y todos los distintos ángulos que desde esa perspectiva a la cual nos invita Vertov (la mencionada arriba) interpreto que, además de ser un recurso para entrar en ese juego, es una manera de proponer ver todo ese entorno desde distintos ángulos y puntos de vista, por así decirlo.
Por último el ritmo y los contrastes con los que se va estructurando la película son muy buenos.
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